La comitiva fúnebre se inició a la 19 horas horas en la Plaça Madrid. Desde allí y compañados por una banda de música, la procesión recorrió varias calles de la barriada hasta llegar a la Plaça Barcelona donde se rezó una responso por el eterno descanso del estadio Lluís Sitjar, que tantos días de gloria convertían cada domingo a la barriada en el epicentro de Palma.
Los vecinos rezaron para que el Ajuntament adecente el «nido de ratas» en que se ha convertido el campo de fútbol y lo convierta en un centro cultural, casal de joves y polideportivo con piscina.
Y para aliviar las penas por la ‘irreparable pérdida’, los asistentes, cerca de 300, acabaron el funeral con la torrada de 50 kilos de sardina y 50 litros de vino refugiados bajo los paraguas.
Artículo: Ultima Hora
Vídeo David Maimó