R. GALÁN/A. F. VALLESPIR. PALMA Los 19 ocupantes que había en el antiguo campo de fútbol Lluís Sitjar recogieron ayer todas sus pertenencias y dejaron vacías las instalaciones abandonadas sin oponer resistencia a las órdenes de la Policía Nacional.
El juez de instrucción número 9 de Palma ordenó el desalojo de estas personas tras la denuncia interpuesta por los dueños del estadio en agosto del año pasado, tal y como explicó el presidente de los copropietarios, Joan Aguiló. El Real Mallorca, que tiene el 33% de la propiedad, envió al Lluís Sitjar a sus técnicos de mantenimiento y, desde las 8:15 horas, estuvieron supervisando las obras para tapiar los diferentes accesos al campo de fútbol.
Lo primero que hicieron los cuatro agentes antidisturbios allí personados fue desalojar a los ocupas que moraban cerca de los accesos de la calle de Ramón Picó. Muchos ya estaban preparados y con las maletas hechas, debido a que les habían notificado su situación. La policía esperaba que hubiera más gente, pero posiblemente algunos se habían marchado antes tras saber que al final les echarían. La gran mayoría eran rumanos de etnia gitana, había niños y, al menos, un bebé. Algunos de los antiguos ocupantes del Lluís Sitjar tenían un lugar donde alojarse, como por ejemplo casas de amigos, aunque otro grupo no sabía qué hacer, por lo que se quedó por la mañana en la plaza de Barcelona, lindante al recinto. Según fuentes del Ayuntamiento, la concejalía de Bienestar Social carecía de competencias en esta materia, ya que corresponde al Consell o al Govern, dijeron.
Los técnicos del club de fútbol se encontraron el interior de las instalaciones lleno de porquería y en condiciones insalubres, según explicaron.
Sobre las 14:20 horas, cuando ya estaban los accesos cerrados a cal y canto con paneles metálicos, se acercaron al antiguo estadio los conocidos ex jugadores del Real Mallorca Jovan Stankovic y Joan Forteza –que fue quien marcó el primer gol del club en el Sitjar en la Primera División–.
La única puerta que no se tapió, sino que se cerró con candado, fue la que servía para acceder a las antiguas oficinas del club de fútbol.
El presidente de la asociación de vecinos de es Fortí, Salvador Maimó, aplaudió el desalojo "tras tanto tiempo de suciedad, ratas y unas condiciones insalubres e inadecuadas para que nadie viva allí". Además, el portavoz vecinal criticó que los indigentes causaban inseguridad por las noches, por lo que señaló que la situación "era un peligro tanto dentro como fuera de las instalaciones", según sus palabras. Por ello, Maimó solicitó a los propietarios del Lluís Sitjar "que hagan algo cuanto antes" para que la zona vuelva a estar en condiciones.
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