Valls afirma que el futuro del estadio es «su demolición» o la rehabilitación «utilizando exclusivamente el espacio que ocupa en la actualidad»
Sobre el Lluís Sitjar pesa una orden de demolición. B.Ramon
El equipo de gobierno del ayuntamiento de Palma ha rechazado definitivamente la posibilidad de que se pueda ejecutar una superficie comercial de más de 70.000 metros cuadrados junto al Lluís Sitjar con el fin de financiar las obras de construcción de un nuevo estadio.
«El futuro del Lluís Sitjar pasa por su demolición o por la rehabilitación de la estructura actual a cuenta de sus propietarios», manifestó ayer de forma rotunda el teniente de alcalde de Urbanismo del ayuntamiento de Palma, Jesús Valls. De esta forma, se da carpetazo definitivo a la posibilidad apuntada por la actual directiva del Real Mallorca (propietario del 33 por ciento de los títulos de propiedad del viejo campo de fútbol) de construir un nuevo estadio financiado por un grupo inversor a cambio de la cesión de 70.000 metros cuadrados de espacio libre público en los que se pretendía levantar una superficie comercial.
Para el teniente de alcalde, la no ejecución de este proyecto «no tiene nada que ver con que el Mallorca juegue en primera o haya bajado a segunda», ya que en ningún momento presentaron los avales exigidos para asegurar la viabilidad de la propuesta más allá de constituir una simple idea plasmada en una maqueta.
Por otra parte, en la negativa de Cort también han influido otros factores como son la imposibilidad legal de reducir la superficie prevista de espacio libre público, así como la absoluta necesidad para garantizar el futuro energético de la ciudad de construir, junto al antiguo campo de fútbol, la subestación transformadora autorizada a Endesa.
En relación al futuro del estadio, Valls recordó que el Ayuntamiento está a la espera de la resolución judicial sobre la orden de derribo dada por el Consistorio en el pasado mandato, tras la declaración del inmueble en ruina económica. El Real Mallorca recurrió esta declaración y solicitó y obtuvo del juzgado la suspensión del derribo hasta que no se haya resuelto el fondo del recurso. La entidad deportiva no estaba de acuerdo con la declaración de ruina económica y en consecuencia solicitaba la anulación de la orden de demolición.
El equipo de gobierno continúa abierto a la posibilidad de que se llegue a un acuerdo con el Real Mallorca y los copropietarios. El Ayuntamiento, tal como hizo el grupo municipal socialista en campaña electoral, también ofreció la posibilidad a los copropietarios del estadio y al Real Mallorca de realizar una permuta entre las actuales instalaciones que ocupa el club deportivo en Son Moix, con el Lluís Sitjar, cuyos terrenos pasarían a ser de propiedad municipal.
En Son Moix, sin modificar el planeamiento actual se permite que un 45 por ciento de su superficie pueda destinarse a usos comerciales, lo que permitiría la financiación del derribo del antiguo campo y la obtención de recursos para el Club.